5.6.10

Aquella fría mañana la estación amaneció desierta. Una espesa capa de niebla, añadía al lugar matices de misterio. Impaciente comprobé la hora en mi reloj. Faltaban cinco minutos para el paso de un tren que acabaría llegando con dos de adelanto. Accedí, en acto rutinario, a uno de los vagones. Lo encontré vacío. La locomotora reanudó su marcha sin esperar al obligado toque de silbato del ferroviario. Por una de las puertas entre compartimentos apareció la figura estilizada del interventor portando un ejemplar del noticiero matinal bajo el brazo. Ignorando mi presencia, depositó el tabloide sobre el asiento vacío que quedaba a mi derecha. Lo cogí para ojearlo. La casualidad quiso que la primera página en mostrarse fuera la relación de sucesos. Un rostro ilustraba la noticia de la denuncia de una desaparición. Mis ojos no daban crédito a lo que estaban viendo, la identidad de aquella persona se correspondía con la mía. Aumentó aún más mi incertidumbre al comprobar que había un día de diferencia entre las fechas del ticket de viaje y la del periódico. Fuera una espesa cortina de niebla lo ocultaba todo, parecía no existir nada. Viajaba en el tren fantasma, rumbo a ninguna parte. Nadie volvió a saber nada de mí.


4.3.10
















" SALADO Y DULCE"

 Niño endulzado y boquiabierto por los aires de mi Sur. Niño moreno de fácil emoción. Bolsillos colmados de inquietos deseos. Las monedas de perragorda para mí Farolillos para abandonarme en el delirio absoluto. Noches de espera, puerta con postigo, con Luna y Sol. Mi niño de Oro. Gentío. Clamores. Orquestas. Lugares prohibídos con Cine de Feria. Sinuoso ambigü polvoriento, atestado de humos y baile, mamá y papá engalandos por el amor, pasean de la mano. Luces de colores besándome los labios. Gitanas embrujadas con claveles rotos en su boca. Gran espectáculo con su reparto de actores. Banderitas saludando a los destinos. Las Voladoras. Aquellas barcas. La Escunita. Los circos. Músicas vivas y locas por todas partes. Helados de vainilla en los respiros de mi aliento fresco. Gente guapa. Pasodobles encadenados. Noches de tiritar de emoción en mi infantil universo. Sagrada Enciclopedia llena de música y colores. Viva pues, Niño para adelante. Viva lo Salado y Dulce de tus gestos en aquellas verbenas, las ferias y sus olores. A dónde iré en mi barquito de carne?. Con mi pasodoble por bandera de lágrima emocionada, sobre los mares de esas sombras mías que vieron al Barquero en las colinas de septiembre, despojado de sus mentiras y sus verdades. Desnudo arría su barquita ajada sobre nubes de colores, después de esa noche, los rincones de gritos, sobre sus ferias, posan olvidos blancos en sus calles sedientas de Niño moreno, con velas y suspiros piden....¡ Regresa pordió! J.B.V.


29.1.10

Pastaba una becerra entre un rebaño de ovejas. Mientras estas se disponían a sestear le encargaron que vigilase. La becerra aceptó, añadiendo el condicionante de que si sucedía algún imprevisto, lo afrontarían de manera conjunta. Aparecido el lobo y tras el aviso, las ovejas corrieron despavoridas dejando sola a la pobre becerra. ¡Sino hay ovejas buenas son las becerras!; pensó el lobo. Ante aquella adversa situación la ternerilla no dudó en utilizar su capacidad de razonamiento dirigiéndose al lobo en los siguientes términos: "Observe, señor lobo feroz, no soy más que un saco de huesos, apenas tengo suficiente carne para un solo bocado. Le hago la siguiente propuesta: la próxima vez que ronde el rebaño guardaré silencio y así usted elegirá a la oveja que más guste."
Me has adivinado el pensamiento. Precisamente es la misma proposición que iba ha hacerte para dejarte escapar, corre y ve con ellas.
Habiendo caminado la distancia prudente, se volvió la becerra hacia el lobo y le espetó: ¡Adiós señor lobo, que mañana tengan mejor suerte tanto usted como las ovejas….!

25.1.10

Tronaron las últimas trompetas del Apocalípsis de la niñez que se fugaba hacia los dominios perdidos del recuerdo, atrás quedaban las batallas y contiendas emprendidas en mundos de héroes y villanos, libradas en las calles antiguas y empedradadas de imaginarias fortalezas, de bosques habitados por brujas incautas y ogros feroces que raptaban a los mas osados para cocinarlos en sus temídos pucheros en un infierno de magia injusta. El sonido de las trompetas se iba apagando ténue durante el recorrido en su largo viaje por los desfiladeros del paso del tiempo.
Frente a frente se miran,toda una vida juntos, sus dedos acarician las incipientes arrugas llenas de frágiles y sutiles recuerdos mientras una esmeralda salada se precipita por sus mejillas dejando un rastro helador. En las noches de faro apagado dos estrellas, testimonio de amores entregados, iluminan un solitario banco olvidado en el porche del que, un día, fuese su hogar. J.B.V & Azil

17.1.10


..................................................................................F.  PHOTOGRAPHY & G. IMAGES

15.1.10

8.1.10


Es más de la media noche, no hace mucho que mi reloj de pulsera marcaba la una y cuarto de la mañana, prolongamos aún la extensa conversación en grupo que comenzó al final de la tarde en la tasca de Manuel, una de las pocas que han capeado el siniestro envite de la crisis en curso, afuera no hay indicios de presencia en las calles en solitaria penumbra. El barómetro estratégicamente colocado en un pilar exterior indica ochocientos milibares y el aire frío, pulido como el cristal, atranca las puertas y ventanas de las casas solariegas de desaparecidos moradores, en los servicios informativos de un canal de televisión se disparan las alarmas, el teléfono suena para adelantarse a una inesperada invasión blanca que ansiosamente lo va cubriendo todo a modo de posesión lenta, los tejados, los árboles, los bancos del paseo, las aceras, los coches; inertes objetos huérfanos que tiritan mientras desaparecen lentamente bajo un espeso manto blanco.
Chirria el pesado y añejo portón de nogal, empujado a duras penas, un alubión de algodones blancos se arremolina mientras entra apresuradamente al interior de la estancia atosigado por una ráfaga de aire, en el contraluz de la puerta emerge la figura de Tomás, enfundado hasta los dientes en una vestimenta impermeable de color amarillo rescuè, una estrecha abertura deja al descubierto la mirada expresiva de unos ojos que parecen haber huído del infierno. Los demás quedaron arriba, tendrán que esperar la llegada de días mas bonancibles. La clientela exclusiva le escucha atónita. Esta noche sin luna el cielo está en el suelo, concluye. J.B.V.&Azil